Cumplir con mis deudas de honor

Cuando empezaba con esto del blog escribí un post sobre A Curtidoría que, sin pretenderlo, sembró la semilla de la que hoy es mi amistad con Borja Portals, al que no conocía de nada y al que en poquísimo tiempo he llegado a querer y admirar a partes iguales.

Hace ya muchos años de aquel post en el que hablaba de lo que me gustaba la decoración del local que 10 años después (porque están de aniversario) sigue igual de vigente con su acertada mezcla entre lo antiguo y lo moderno. Eso de lo que muchos presumen pero pocos logran.

En ese post, sin embargo, criticaba el que yo califiqué de "postre con más márketing de toda la historia": Morir de chocolate que es lo que hoy me lleva a escribir de nuevo sobre La Curti.

Por aquel entonces Morir de Chocolate era una bavarois que no acabó de convencerme. Como para mi el chocolate es una cosa seria, y siempre digo que no ha de pronunciarse su nombre en vano, a dios puse por testigo de que nunca volvería a pasar por allí. Me equivoqué una y mil veces. Tanto, que se ha convertido en mi restaurante de cabecera. El mío y el de muchos compostelanos que saben que es EL LOCAL cuando quieres acertar. Que contenta a los amantes de la cocina tradicional y a los que buscan propuestas más arriesgadas... y que por eso sigue tan de moda como entonces... 10 años después.

10 años después Morir de chocolate ha evolucionado y, ahora sí, me hace poner los ojillos en blanco de placer desde que llega a la mesa, presentado bajo una campanita de cristal.

Un cremoso helado de chocolate, una mousse de perder el sentido y un brownie espectacular coronado por una lámina de chocolate negro integran la bomba de sensaciones que es ahora.




(perdona, Borja querido, porque las fotos que hace servidora no le hacen justicia. Diré en mi defensa que soy como el pobre perrillo de Pávlov y que en cuanto lo veo llegar se me nubla en entendimiento)

Hace tiempo que perfeccionaron Morir de Chocolate, el mismo que tengo yo pendiente este post de rectificación.

Me consta que no soy la única a la que a lo largo de estos diez años han sabido enamorar. Diez años en los que han conquistado el paladar y los sentidos de una clientela fiel que allí se siente mejor que en casa.

En estos 10 años han pasado muchas cosas que a veces olvidamos. Los españolitos de a pie hemos ido exigiendo cada vez más. Han ganado importancia la decoración, el ambiente del local, el atrevimiento en las propuestas... Pero también hemos aprendido que con eso no basta y que el sabor ha de primar frente a los manchurrones con reducciones diversas, frente a las espumas que se desvanecen antes de rozar los labios y frente a los platos con nombres de tres líneas que no son más que eso, palabras vacías.

Es por eso que A Curtidoría sigue siendo una referencia de modernidad y buen gusto en Compostela mientras otras estrellas fugaces llegaron, deslumbraron y se marchitaron con tanta velocidad como su efímero éxito.
Es por eso que ha conquistado a quienes no están dispuestos a morir de glamour, pero también de hambre.

Es por eso que, como todos los clásicos, porque ya lo es, es el restaurante que sabes que nunca te va a fallar. Al que recurres cuando quieres comer bien, sentirte bien y estar bien. Ése que es como un Birkin... hace años que está ahí, pero sigue igual de moderno y resultón. 






A Curtidoría
Rúa da Conga, 2-3, 15704 Santiago de Compostela, (A Coruña)
T. 981 55 43 42


Comentarios

  1. Totalmente de acuerdo contigo.
    ¡¡Qué bueno está el Morir de Chocolate y cómo han sabido evolucionar, adaptarse y asentarse!!

    ¡¡Felicidades a todo el equipo de A Curtidoría!!

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    1. Están haciendo un gran trabajo, y esos 10 años siempre en la cresta de la ola lo avala

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