Es la Isla de Ons uno de esos pocos lugares en los que no hay ni carreteras, ni coches, ni semáforos. Ni siquiera hay luz las veinticuatro horas del día.
El "chimpín" es el vehículo oficial, y tanto sirve para transportar desde el barco el equipaje de quienes llegan para pasar el fin de semana, como para subir al farero por el serpenteante camino entre la exuberante vegetación y los curiosos horreos de singulares colores.
Palmira Acuña, al frente de los fogones de Casa Acuña, fue proclamada la mejor Pulpeira de Galicia en el Forum Gastronómico de este año. Una mujer sencilla, enamorada profundamente de la isla en la que aprendió a preparar el pulpo a los 14 años de mano de su madre. Dice Palmira que no hacen falta utensilios especiales, ni siquiera la consabida olla de de cobre... sólo que la materia prima sea la mejor, y en eso, no duda un instante mientras enseña con satisfacción el intenso color rojo del cefalópodo: "el regalo de nuestro mar, el pulpo que se pesca aquí, en nuestra isla".
Tan enamorados están los isleños de este archipiélago que ha sido declarado Parque Nacional, que hasta alguno se ha hecho tatuar el pulpo sobre el fornido hombro. Para presumir de mar.
El "chimpín" es el vehículo oficial, y tanto sirve para transportar desde el barco el equipaje de quienes llegan para pasar el fin de semana, como para subir al farero por el serpenteante camino entre la exuberante vegetación y los curiosos horreos de singulares colores.
Palmira Acuña, al frente de los fogones de Casa Acuña, fue proclamada la mejor Pulpeira de Galicia en el Forum Gastronómico de este año. Una mujer sencilla, enamorada profundamente de la isla en la que aprendió a preparar el pulpo a los 14 años de mano de su madre. Dice Palmira que no hacen falta utensilios especiales, ni siquiera la consabida olla de de cobre... sólo que la materia prima sea la mejor, y en eso, no duda un instante mientras enseña con satisfacción el intenso color rojo del cefalópodo: "el regalo de nuestro mar, el pulpo que se pesca aquí, en nuestra isla".
Tan enamorados están los isleños de este archipiélago que ha sido declarado Parque Nacional, que hasta alguno se ha hecho tatuar el pulpo sobre el fornido hombro. Para presumir de mar.
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