Ponga en su vida algo de oro... y de piedras de colores. Cuanto más llamativas, mejor. Las discretas joyas de rodio, platino y oro blanco han de quedarse en el fondo del armario, junto a las prendas minimal, esperando tiempos mejores.
Como no tengo pensado casarme con uno de esos señores que han cobrado premios millonarios por hundir las cajas, me quedo más contenta que un cuco con este broche que he encontrado el El Club Baltassara.
Eso sí, hay que tener mucho cuidadito. Una empieza con un inocente broche, y acaba de protagonista en "Mi gran boda gitana"
Comentarios
Publicar un comentario