Siempre he sido partidaria de dejar que la niña que hay en mi campe a sus anchas por mi vida adulta, así que ahora, que parece que mi entorno se poblará de bebeses y seres diminutos, he de decidir si comparto con ellos mis juguetes.
Mi colección de Barbies, por la que cualquier niña podría cometer su primer asesinato infantil, la mantendré en secreto hasta que cumplan los 40. No lo hago por avaricia, sino por evitarle a mi familia el disgusto de verme imputada por delitos de sangre.
Tampoco les dejaré ver mi Pop Up de Beatrix Potter a menos de dos kilómetros. Por su seguridad, digo, para evitar que se saquen un ojo al desplegarse la casita al abrir el libro.
Las figuritas de cartón que vienen para interpretar los cuentos también pueden ser muy peligrosas, que el papel corta mucho, y además los niños pequeños son muy aficionados a ingerir todo tipo de sustancias, y el cartón, a menos que seas una cabra, se hace bola.
Lo que sí tendrán es el maravilloso libro de Cuentos Completos de Beatrix Potter que, como siempre, regalaré a sus mamás para que se los lean mientras los enanos miran los fantásticos dibujos de Perico el Conejo, La Oca Carlota... o mi querido Gato Tomás.
Para que mi niña interior no se coja un trauma de los gordos, le reservo mi edición de 1951 de las rimas de la ratita Appley Dapply.
No sé quién se lo va a pasar mejor viendo los deliciosos dibujitos de los cuentos.
Mi colección de Barbies, por la que cualquier niña podría cometer su primer asesinato infantil, la mantendré en secreto hasta que cumplan los 40. No lo hago por avaricia, sino por evitarle a mi familia el disgusto de verme imputada por delitos de sangre.
Tampoco les dejaré ver mi Pop Up de Beatrix Potter a menos de dos kilómetros. Por su seguridad, digo, para evitar que se saquen un ojo al desplegarse la casita al abrir el libro.
Las figuritas de cartón que vienen para interpretar los cuentos también pueden ser muy peligrosas, que el papel corta mucho, y además los niños pequeños son muy aficionados a ingerir todo tipo de sustancias, y el cartón, a menos que seas una cabra, se hace bola.
Lo que sí tendrán es el maravilloso libro de Cuentos Completos de Beatrix Potter que, como siempre, regalaré a sus mamás para que se los lean mientras los enanos miran los fantásticos dibujos de Perico el Conejo, La Oca Carlota... o mi querido Gato Tomás.
Para que mi niña interior no se coja un trauma de los gordos, le reservo mi edición de 1951 de las rimas de la ratita Appley Dapply.
No sé quién se lo va a pasar mejor viendo los deliciosos dibujitos de los cuentos.
Ayy!! me encantaban esos librosss!!!
ResponderEliminarPor cierto! Tengo SORTEO en el blog, pasate!!
besitos
Ya me he pasado por tu blog jajaja ¡Me encanta ese vestido con la espalda al aire!
ResponderEliminarLibros para los pequeños, y para las mamás también!
ResponderEliminaryo fui una de las afortunadas a las que le regalaste el libro, ¡qué bonito es!
ResponderEliminarSi ¿pues sabes qué? En estos momentos està descatalogado... Intenté comprárselo a la ahijada y ya no lo venden ¡a ver si lo reeditan!
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