Cuanto más viajo, y más sitios conozco, más tristeza me provocan esas listas que persiguen calificar una playa o un lugar como el "mejor del mundo".
No creo que sean comparables los inmensos arenales del Caribe, de evocadoras puestas de sol con palmera al fondo, con las playas de templadas aguas del Mediterráneo. Hay quien busca el bullicio de la Costa del Sol, y también quien prefiere un lugar donde los niños puedan jugar a la pelota sin que personas como yo les lancemos una mirada reprobadora porque han levantado arena o se te han sentado en la toalla para que les ayudes a hacer un castillo.
Me alegro de que esos señores que escriben esas listas no paren demasiado por las Rías Altas de Galicia. Prefiero que la gente siga soñando con ponerse ciega de tintos de verano en Benidorm, o de sangría en Ibiza.
Me encanta poder seguir plantando mi toalla sin tener que pedirle permiso al gordo del tanga de leopardo y a la familia que manda al abuelete a primera hora de la mañana a coger sitio.

El agua está helada, no hay duchas para que los niños se limpien las arenas y todavía quedan algunas de difícil acceso en las que es necesario arrastrar el culo por las rocas para poder alcanzarlas. Como no hay chiringuitos, no suena la música a toda pastilla, a menos que tú subas el ipod.
No hay servicios públicos, ni enormes extensiones de aparcamiento, así que nunca tendrán Bandera Azul ni un lugar en esas listas. Sólo aguas cristalinas, arena fina, rocas en las que bulle la vida del mar y una intimidad sólo compartida con, quien como tú, ha preferido caminar un poco para disfrutar de una calita prácticamente para ti.
Hasta el verano que viene, querida Estacas.
No creo que sean comparables los inmensos arenales del Caribe, de evocadoras puestas de sol con palmera al fondo, con las playas de templadas aguas del Mediterráneo. Hay quien busca el bullicio de la Costa del Sol, y también quien prefiere un lugar donde los niños puedan jugar a la pelota sin que personas como yo les lancemos una mirada reprobadora porque han levantado arena o se te han sentado en la toalla para que les ayudes a hacer un castillo.
Me alegro de que esos señores que escriben esas listas no paren demasiado por las Rías Altas de Galicia. Prefiero que la gente siga soñando con ponerse ciega de tintos de verano en Benidorm, o de sangría en Ibiza.
Me encanta poder seguir plantando mi toalla sin tener que pedirle permiso al gordo del tanga de leopardo y a la familia que manda al abuelete a primera hora de la mañana a coger sitio.

El agua está helada, no hay duchas para que los niños se limpien las arenas y todavía quedan algunas de difícil acceso en las que es necesario arrastrar el culo por las rocas para poder alcanzarlas. Como no hay chiringuitos, no suena la música a toda pastilla, a menos que tú subas el ipod.
No hay servicios públicos, ni enormes extensiones de aparcamiento, así que nunca tendrán Bandera Azul ni un lugar en esas listas. Sólo aguas cristalinas, arena fina, rocas en las que bulle la vida del mar y una intimidad sólo compartida con, quien como tú, ha preferido caminar un poco para disfrutar de una calita prácticamente para ti.
Hasta el verano que viene, querida Estacas.
Muy bueno!!
ResponderEliminarEspectacular la foto, este verano me he quedado sin visitar Estacas, por otra parte...éste no ha llegado a su fin.
ResponderEliminarBuen post por cierto
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarGracias, gracias... pero guardadme el secreto.
ResponderEliminar¡Ay Jan! con lo que está lloviendo estos días y yo resistiéndome a guardar el bikini. Espero que aún podamos nadar en su agua helada para despedir el verano.
La foto es preciosa!
ResponderEliminarLa cala es preciosa
ResponderEliminarAún no la conozco, pero me da a mí que sólo iré a mirar, porque si el agua está frrrríííííaaaa va a ser que menda no se moja
ResponderEliminar"La menda" debería de hacer un esfuerzo. Un esfuerzo sólo inicial, porque después verás que es la sensación más maravillosa de la tierra... y las preocupaciones se quedan ahí, en su agua cristalina.
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